Carta a la Selección Mexicana de Futbol

Mario López Roldán

Queridos jugadores de la Selección Mexicana de fútbol. Les escribo esta carta con una mezcla de resignación y entusiasmo. Probablemente ninguna selección nacional de México ha llegado a una copa del mundo en tan mal estado, con tantas desventajas, con tal desconcierto. Probablemente será la primera vez que una selección de México llegue al mundial con tanto talento individual y con tan poca idea de juego de conjunto. México llega a la Copa del Mundo de Rusia con un sinnúmero de factores en contra. La lista es larga: la desconcertante cultura de constantes rotaciones de la formación futbolística del entrenador (48 juegos de preparación y 48 equipos diferentes); el desconcierto que estos cambios continuos generan en el equipo, tanto en la cancha como en la seguridad personal de los jugadores; el delirio de poner a los jugadores a experimentar en posiciones que no son las suyas (confundiendo la ocurrencia con el experimento); la desconfianza general en este técnico y su método, sumada a la crítica sistemática de los “expertos” de fútbol mexicanos; las lesiones que han mermado la defensa y la contención del equipo (los dos principales defensas centrales se acaban de lesionar y el que nos queda viene regresando de una lesión); la decisión de incluir a un veterano en la posición más importante para un torneo de gran velocidad y fortaleza como es un mundial, me refiero al número cinco de un equipo, en la contención; la discutida fiestecita que organizaron algunos de los jugadores justo antes de salir para Rusia, en un momento sumamente inoportuno en el que debían estar concentrados al 100% en lo deportivo y el escándalo que generó este evento en una prensa amarillista, el cual obviamente terminó mermando la cohesión del equipo (por lo menos temporalmente); los rumores de que una de las piezas centrales del equipo, Hector Herrera, se quiere ir de la selección; la mala suerte de tener que empezar el mundial en contra del Campeón del mundo, Alemania, un equipo con mucho mayores capacidades y habilidades y, sobre todo, con mucha más fortaleza física que ustedes, nuestros habilidosos pero pequeñitos y delgados seleccionados mexicanos. Frente a este panorama es desastroso quiero enviarles todas mis energías positivas con un mensaje de tranquilidad que dice así: queridos jugadores, ante la kilométrica lista de debilidades y desventajas que los afectan, estructurales y circunstanciales, frente a todos estos vientos en contra, sin una claridad sobre la estrategia a seguir, y sin un equipo titular cohesionado y acostumbrado a jugar en conjunto, lo mejor que pueden hacer cuando suene el silbatazo inicial en Moscú es divertirse. Poca gente tiene fe objetiva en este equipo, poca gente tiene fe en su entrenador, poca gente piensa que pueden hacer un gran papel, entonces por favor, no se preocupen. En la mente de muchísimos mexicanos, ya todo está perdido antes de salir a la cancha. En la mente de la mayor parte de los expertos de futbol, ganarle a Alemania y llegar al cuarto partido con tantas deficiencias y tan mala preparación de conjunto, es prácticamente imposible. Por lo tanto, no tienen mucho que perder. Vienen de muy abajo

en las expectativas porque hay razones contundentes que los ponen desventaja. Se han combinado desafortunadamente factores tóxicos para su óptimo desempeño. Esto no es una desgracia. Puede ser una gran ventaja. Esta decepción anticipada les brinda la gran oportunidad de divertirse, de improvisar, de arriesgar, de construir un juego fresco, rápido, solidario, lejano si es necesario a las indicaciones confusas de su entrenador, y cercano al corazón y a lo que cada uno de ustedes sabe hacer en sus equipos. Tiene la oportunidad de relajarse, nadie en su sano juicio espera que le ganen a Alemania contundentemente. Nadie espera que ganen el mundial. Esto les abre un mar de tranquilidad. Hay que navegarlo. Tengan la certeza de que los mexicanos estaremos con ustedes aunque sepamos que somos más débiles porque nuestra liga nacional es una mafia, porque sus niveles de confianza fueron mermados por siglos de racismo y clasismo, porque los entrenadores que los crecieron tienen niveles limitados de educación, porque el deporte en México tiene la misma mediocridad que nuestra economía, que nuestra política, que nuestras instituciones. Entonces no se presionen, salgan a darlo todo como casi siempre y diviértanse. Tienen todas las excusas. El resultado no importa. Ya lo descontamos en nuestra esperanza. Todos ustedes tienen un talento importante, compártanlo. Ah y eso sí, no se les olvidé presionar a Alemania muy arriba, que sus porteros y defensas se ponen súper nerviosos y la riegan bajo presión. Eso les quería decir. Espero les sirva.

13 de junio de 2018